CON LA HOMILÍA DE AYER, EL PAPA INICIÓ LOS RITOS DE LA SEMANA SANTA.
El Papa manifestó ayer en la misa del domingo de Ramos que el hombre tiene “hoy más que nunca” el deseo de “ser como Dios”, pero advirtió de que, pese a los progresos tecnológicos y los avances logrados, los límites de la humanidad permanecen. En la homilía de la misa celebrada en la plaza de San Pedro, tras la procesión de las palmas, que abre los ritos de la Semana Santa, Benedicto XVI hizo un repaso de los logros acometidos por la humanidad como “la capacidad de volar” o la posibilidad de comunicarnos de una parte a otra del mundo. Sin embargo, advirtió de que junto con nuestras capacidades también han aumentado “las posibilidades del mal que se presentan como tempestades amenazadoras sobre la historia” y recalcó que, pese a todos esos progresos tecnológicos, nuestros límites permanecen. “Sólo hay que pensar en las catástrofes que en estos meses han afligido y siguen afligiendo a la humanidad”, señaló. El Pontífice dijo que el hombre se encuentra “en el punto de intersección entre dos campos de gravedad”. Está la fuerza que “le atrae hacia abajo, hacia el egoísmo, hacia la mentira y hacia el mal” y, por otro lado, está la “fuerza de gravedad del amor de Dios: el ser amados de Dios y a respuesta de nuestro amor que nos atrae hacia lo alto”. El Papa señaló que todo depende de que el hombre pueda “escapar del campo de gravedad del mal y ser libre de dejarse atraer totalmente por la fuerza de gravedad de Dios, que nos hace auténticos y nos da la verdadera libertad”.